Mujeres estoicas

El papel de las mujeres estoicas en la historia: filósofas olvidadas.

La mujer no siempre ha tenido la oportunidad de formarse y ejercer en determinados ámbitos por estar estos reservados a los hombres. Esta limitación ha provocado que hoy contemos con escasa información sobre sus aportaciones. Afortunadamente, algunos filósofos de la época hicieron referencia a estas mujeres estoicas en sus obras.

Mujeres estoicas

Filósofas estoicas en la Antigüedad Clásica

Fannia: (Roma, Sig. I) Hija de Arria la Joven y del senador romano Publio Clodio Trásea Peto. Casada con Helvidius Priscus, un influyente estoico. A pesar de las restricciones de género de su época, Fannia apoyó las ideas estoicas de su esposo y destacó en la práctica de los principios de virtud y ética.

«Me duele que una mujer tan notable sea apartada de la vista de las personas. Quién sabe cuándo volveremos a ver a alguien como ella».

Plinio el Joven

Annia Cornificia la Menor (Sig. II): Hija del gran Emperador Filósofo Marco Aurelio. Mostró gran interés por el conocimiento desde joven y destacó en ámbitos como la filosofía y la poesía. Cornificia practicó los principios estoicos con el firme propósito de vivir de manera virtuosa.

En el año 212, se vio obligada a quitarse la vida.

Arria la Joven: vivió en la antigua Roma, esposa de Tito Helvidio Prisco, un destacado senador estoico. Arria compartía el compromiso filosófico con su esposo y demostró valentía y firmeza durante la persecución política de este por parte del emperador Nerón.

Porcia: fue una noble romana que vivió en el siglo I a.C. Era hija de Catón el Joven y esposa de Bruto, el asesino de Julio César.
Influenciada por su padre, Porcia adoptó los principios estoicos, llevando una vida serena, disciplinada y virtuosa.
Para disipar las dudas que su esposo albergaba respecto a su capacidad para soportar un interrogatorio destinado a obtener los secretos de su marido, Porcia se realizó un corte en la pierna con una cuchilla de barbero. De esta manera, buscaba demostrar que era digna de confianza, subrayando, en línea con los principios estoicos, la importancia de los actos sobre las palabras.

Porcia, un ejemplo de mujer estoica.

Se quitó la vida tras la muerte de su esposo después de apoyarle con verdadera lealtad en sus difíciles conflictos militares y políticos.

«No te preocupes por lo que está fuera de tu control, céntrate en ser virtuoso y afronta la vida con valentía».

Porcia

Mujeres estoicas contemporáneas: Martha Nussbaum

Martha Nussbaum. Una mujer estoica contemporánea.

Filósofa estadounidense contemporánea, ha contribuido significativamente a la comprensión y aplicación del estoicismo. Su obra «The Therapy of Desire» fusiona ideas estoicas con la ética aristotélica, ofreciendo una perspectiva moderna. Nussbaum recuerda la importancia del debate filosófico para mejorar la vida, analizando obras de Epicuro, Lucrecio y Séneca.

Mujeres estoicas de otras épocas

Elizabeth Anscombe (1919-2001)

Nacida en Limerick, Irlanda

Anscombe estudió en la Universidad de Oxford.

Dato de interés: Fue una discípula importante de Ludwig Wittgenstein y jugó un papel crucial en la introducción de su filosofía al mundo angloparlante.

Margaret Graver

Profesora en Dartmouth College, aunque los detalles específicos de su educación no están claramente documentados.

Graver es reconocida por su profundo análisis de los textos estoicos y su influencia en la comprensión moderna de la filosofía estoica.

Julia Annas (nacida en 1946)

Nació en Inglaterra, Reino Unido.

Se educó en la Universidad de Oxford.

Annas es una autoridad en filosofía moral y ética, y ha escrito extensamente sobre Platón y Aristóteles, además de los estoicos.

Gillian Clark

Profesora emérita en la Universidad de Bristol.

Clark es conocida por su investigación en la intersección del cristianismo y la filosofía clásica, incluyendo cómo el estoicismo influyó en el pensamiento cristiano primitivo.

Es evidente que siempre ha habido grandes pensadoras. El contexto social que les tocó vivir no hizo posible que sus nombres resuenen hoy en los registros históricos como lo hacen algunos de sus contemporáneos, pero eso no quiere decir que no hayan hecho importantes aportaciones a la filosofía estoica.

Que este artículo sirva para reivindicar a las grandes mentes que no ocupan el lugar en la historia del pensamiento que merecen.