Te conviertes en aquello a lo que le prestas atención

La información sí ocupa lugar. O mejor dicho, toda información que pasa por nuestra mente tiene un efecto del que a veces no nos percatamos. «Te conviertes en aquello a lo que le prestas atención» es una de las muchas frases de Epicteto que, tras un mensaje aparentemente sencillo, esconde una enorme sabiduría.

Una amenaza invisible

Es lícito pensar que la personalidad o los modales de aquellas personas a las que prestamos atención no pueden afectarnos más allá de lo que nos entretengan, nos diviertan o nos cabreen en ese momento; pero este filósofo nos previene para que no bajemos la guardia.

Como decía, es sencillo: elige un referente, alguien a quién te quieras parecer, y dedícale tu atención. Hoy, por desgracia, hay demasiados ejemplos de personas, programas de televisión, etc. a los que la mayoría no nos gustaría parecernos, sin embargo, gozan de cotas de atención (audiencias) muy elevadas.

¿Queremos convertirnos en eso? Si hacemos caso al filósofo estoico, esa es la dirección que llevamos desde hace ya demasiado tiempo.

Aunque, probablemente, Epicteto solo se refería a lo anterior, no deberíamos perder de vista los intereses que se esconden detrás de quienes reclaman nuestra atención.

El mercado de la atención

Creo que la sabiduría popular es una enorme fuente de conocimiento si se profundiza en el mensaje. Aunque para todo hay excepciones.

Llevo toda la vida oyendo que la sabiduría no ocupa lugar, pero no es del todo cierto.

Cuando sabes, o crees saber algo, asumes como falso todo aquello que se le opone, por lo tanto, conviene ser escrupuloso con las fuentes de las que obtenemos tal sabiduría.

Aparte de contar con una adecuada higiene del conocimiento, no hay mucho más que podamos hacer, puesto que prácticamente todo lo que «sabemos» procede de fuentes en quienes, a veces sin mucha reflexión, hemos depositado nuestra confianza.

Debemos pensar que solo una pequeña parte de nuestro conocimiento es fruto de la experiencia personal, todo lo demás nos lo han contado. No importa si lo hemos leído en un libro o lo hemos visto en televisión, nos lo han contado… y nos lo hemos creído.

Desde esa perspectiva se ve claramente la importancia que tiene una buena selección de la fuente.

El problema viene cuando, en el contexto de un mundo en el que la información es uno de los principales caballos de batalla de los profesionales de la manipulación, confundimos información con sabiduría.

Cualquiera que sea un poco observador se habrá dado cuenta de que la pelea por conseguir nuestra atención es cada vez más encarnizada; redes sociales, programas de televisión y radio, periódicos, canales de YouTube, podcast e incluso blogs como este tratan de conseguir que les regalemos nuestra atención.

Ninguno de los elementos mencionados es malo ni bueno. Como se suele decir, todo depende del uso que se le dé y del fin que se persiga.

Si de lo que se trata es de divulgar la figura de Epicteto, por ejemplo, ambas partes pueden salir beneficiadas y, lo que es más importante, ninguna perjudicada.

Si de lo que se trata es de trasladarte una información sesgada para que tengas una idea equivocada de un hecho importante, solo hay una parte beneficiada y la otra estará siendo perjudicada sin darse cuenta.

Ningún programa de televisión, radio, red social, etc., es inocuo. Por eso son tan eficaces las noticias falsas, por eso algo que genera millones, para ti es «gratis».

Somos el complejo producto de las experiencias de toda nuestra vida

Todo lo que vemos y oímos conforma nuestra experiencia vital, no lo tomes como algo completamente inofensivo. Por este motivo, Epicteto te invita a que prestes atención a aquello en lo que te quieres convertir. Y yo te invito, humildemente, a que des más importancia a la fuente que a la información.

Por eso no debes quedarte solo con mi visión de la situación actual o del legado de Epicteto. Ve a la fuente.

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Y recuerda: elige bien a quién regalas tu atención.

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Manual de vida de Epicteto: